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lunes, 29 de noviembre de 2010

Comunicado de Avebiom sobre el céntimo verde

A favor del céntimo verde

”¿Cómo se puede aceptar una situación de paro del 20,5% en España y rechazar la idea de una tasa de CO2 o del céntimo verde sobre los combustibles fósiles?”, se pregunta Javier Díaz, Presidente de Avebiom. Para Díaz, ”un país con una dependencia energética de un 80% es una trampa para la generación de empleo y la competitividad de las empresas españolas. Desarrollando la bioenergía podríamos crear 592.000 empleos”.

Mientras tanto, el Director de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Nobuo Tanaka, afirma en el ”World Energy Outlook 2010” que los subsidios en todo el mundo a los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) alcanzan anualmente los 224.000 millones de euros, mientras que las renovables se llevan unos 41.000 millones. La Agencia pide eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles. España ha aprobado 1.000 millones de ayudas al mantenimiento de la minería del carbón, mientras que las primas a las renovables en 2009 ascendieron a 4.719 millones.

Javier Díaz apunta que ”en España se están subvencionando con dinero público equipos de combustibles fósiles, como el cambio de calderas de gas por calderas de condensación de gas.”

AVEBIOM argumenta en este comunicado por qué la tasa de carbono o el céntimo verde son iniciativas de interés común para los ciudadanos españoles:

Sencilla puesta en marcha


Actualmente todos los países cuentan con algún tipo de fiscalidad de la energía, por lo tanto administrativamente es fácil introducir una nueva tasa como la del carbono o el céntimo verde, a nivel usuario.

En el caso de aplicar la tasa de carbono, si la bioenergía, u otras energías renovables, se producen con uso de combustibles fósiles, estos “inputs” se gravarán de acuerdo a la tasa sobre el carbono normal, y por lo tanto serán automáticamente incluidos en el costo de producción de la bioenergía u otras renovables. De esta manera, los cálculos de captación y emisiones de carbono en la producción de energía con biomasa no serán necesarios, y habrá un incentivo económico por producir energía de forma eficiente y medioambientalmente sostenible.

La tasa sobre las emisiones de carbono no tienen que conducir a una mayor presión fiscal en general. La tasa al carbono puede incrementarse al tiempo que otros impuestos se rebajan.

Creación de empleo

La tasa del carbono hará que sea más rentable utilizar los combustibles fósiles de manera eficiente. También hará más rentable cambiar a fuentes de energía renovables e incluso, abstenerse de utilizar energías fósiles. Javier Díaz afirma que ”la tasa del carbono dirigirá recursos financieros hacia el desarrollo de las energías renovables como la bioenergía que, además, fomentará la creación de empleo local al consumir combustibles locales. Las cuentas son fáciles: se reducen los gastos al reducir las importaciones de energía, pudiendo llegar a ser incluso exportadores de energía, lo que favorece la creación de empleo. Y continua: ”En España, la recién creada Alianza por la Bioenergia estima en 135 empleos nuevos creados con la bioenergía por cada 10.000 habitantes, frente a 9 del petróleo o el gas natural. En total, la bioenergía puede crear 592.000 empleos en España”. El propósito de la tasa del carbono no es castigar a las personas por su estilo de vida o el equipamiento técnico actual, sino ayudarlas a tomar las decisiones correctas en las inversiones de futuro.

Quien contamina, paga

- Según el principio de quien contamina paga, los emisores de CO2 deben pagar una tasa por sus emisiones y así compensar los costes actuales y futuros causados por las mismas. De esta forma, los costes ambientales (costes externos) se internalizan y forman parte del coste total de la actividad contaminante.

- La tasa del carbono debe ser proporcional a la emisión de CO2 producida por los distintos combustibles fósiles y estar en relación directa con el contenido del carbono de cada combustible.

- La tasa del carbono deberá ser introducida en todos los sectores de la sociedad. En el caso de las industrias incluidas en el sistema de derechos de emisiónes de CO2, cap-and-trade, se adiciona la tasa de carbono.

El ejemplo sueco: Suecia introdujo la tasa del carbono en 1990. Desde entonces el país ha experimentado un rápido crecimiento económico y una reducción en las emisiones de carbono.

- El nivel de exigencia de la tasa del carbono no es el aspecto más importante en su inicio, sino la aceptación general de su aplicación. Una vez que la tasa esté introducida, se puede incrementar gradualmente, haciendo posible que las empresas y las personas tengan la oportunidad de reducir el uso de combustibles fósiles.

- El objetivo de esta tasa no es incrementar la imposición tributaria, sino orientar el sistema hacia una economía sostenible. Como compensación, otras cargas fiscales pueden ser reducidas en una estrategia denominada “cambio verde”.

Las emisiones de CO2 provenientes del uso de combustibles fósiles provocan daños en el medio ambiente a corto y largo plazo. El coste futuro para la sociedad será alto. El cambio climático hará estragos en generaciones venideras, aún sin que llegan a usar jamás combustibles fósiles. Esto hace que países del Tercer Mundo se vean afectados por el aumento del nivel del mar y que sus agricultores padezcan los cambios en los patrones climáticos.

La aplicación de la tasa del carbono es la forma más eficiente de aplicar la estrategia de ”quien contamina, paga” en relación con el cambio climático. La tasa del carbono es una medida mejor incluso que el existente sistema “cap-and-trade”, por el que se paga por las emisiones de CO2.

Puede aplicarse en todos los sectores

La tasa del carbono puede ser aplicada a todos los sectores, mientras que el sistema “cap-and-trade” sólo sirve para limitar las emisiones provenientes de grandes industrias.

La tasa de carbono se aplica a todos los niveles. La pagan los grandes productores: petroleras, minerías de carbón y compañías de gas natural, quienes a su vez la repercuten en el precio final del combustible. Esto hace que el incremento del costo por la imposición de la tasa del carbón, sea añadido al precio final y así los consumidores de combustibles fósiles como gasolina, gasóleo, gas natural, carbón… paguen más.

El peso de la tasa del carbono debe tener una relación directa con las emisiones de CO2 que provoque cada combustible. Los combustibles fósiles utilizados para la producción de electricidad, en hornos o en motores, convierten prácticamente todo el carbono que contienen en CO2. Por lo tanto, la tasa del carbono se puede calcular en función de la cantidad de carbono de cada combustible. Por ejemplo, los carbones bituminosos tienen un contenido de carbono mayor que el petróleo y que sus subproductos, mientras que el gas natural, por ejemplo, contiene menos carbono en relación con su valor energético.

La bioenergía, al igual que otras energías renovables, no paga tasa del carbono dado que el CO2 liberado en la combustión de biomasa es equivalente al CO2 captado por las especies vegetales utilizadas como biomasa. Si la bioenergía es producida con ayuda de combustibles fósiles, sobre estos se aplicará la tasa del carbono y quedará incluida de forma directa en los costes de producción de la misma.

La tasa del carbono hará hará más rentable la producción energética con energías renovables, y provocara que el consumo de los combustibles fósiles descienda o se haga de forma más eficiente. La dimensión de esta reducción dependerá de la presión tributaria que provoque la tasa del carbono y de la existencia de tecnología alternativa.

La tasa del carbono fomentará el desarrollo de tecnologías para la reducción de emisiones de carbono, estimulando el crecimiento de un nuevo mercado y de nuevos empleos.

Las tasas verdes como la del carbono no deben conducir a un aumento generalizado de los impuestos. La tasa verde puede ser incrementada a la vez que otro impuesto se reduce. Este sistema de cambio se conoce como “alternancia de tasas” (“Tax switch”) y se está aplicando desde hace años con éxito en Suecia. A medida que la tasa del carbono incrementa, otros impuestos energéticos se reducen. De esta forma se prima a las viviendas con menor consumo de combustibles fósiles y pagan más aquellas que sobrepasen la media.

La tasa del carbono no tiene que ser elevada inicialmente. El principal objetivo es que sea aceptada. Una vez introducida se podrá incrementar de forma gradual, siguiendo un plan establecido. Esto permitirá a las industrias y a las personas tomar decisiones a favor del medio ambiente. De esta forma, cuando tengan que decidir sobre futuras inversiones, evaluarán la existencia de la tasa del carbono y el futuro escenario del incremento del precio de los combustibles fósiles.

El propósito de aplicar la tasa del carbono no es el de castigar el estilo de vida de la gente o la tecnología actual, sino incentivar la toma de decisiones correcta y las inversiones adecuadas.

¿La tasa del carbono u otros métodos?

AVEBIOM recomienda el uso de la tasa del carbono o el céntimo verde en lugar del sistema “cap-and-trade” u otros sistemas administrativos como las cuotas y tarifas. Con el sistema “cap-and-trade” el precio de la emisión no puede ser calculado de antemano, y por lo tanto tampoco la rentabilidad de la inversión alternativa. La tasa del carbono es siempre la misma –aunque pueda ser alta en el futuro, si así se decide-, generando con esto un alto grado de certidumbre para el inversor. Un sistema tarifario es bueno para los inversores y productores de energía, pero no implica a la sociedad en su conjunto de la igual forma que la tasa del carbono. Además, los políticos tendrán que decidir qué tecnologías estimular. Con la tasa del carbono estas decisiones serán del mercado.

La tasa del carbono en los distintos países

Este tipo de tasa ya está funcionando en Suecia, Finlandia, Países Bajos, Noruega y Canadá. En éste último tienen un sistema de “cambio verde”, el cual contempla un incremento paulatino de la tasa del carbono mientras se reducen otros impuestos. Suecia tiene la tasa del carbono más alta con 10 céntimos de € por kg de CO2 emitido.

Por todo lo anterior, AVEBIOM apremia a todos los grupos parlamentarios para que alcancen un ACUERDO para la puesta en marcha de la tasa de carbono o del céntimo verde. Por la creación de empleo, por la reducción de la dependencia energética, por el bien del país, debe aprobarse una tasa de carbono.

AVEBIOM, la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa, se creó en 2004 y actualmente tiene 175 socios que facturan más 2.500 millones de euros anuales y generan 6.250 empleos directos.




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