Gonzalo Arguilé apunta a la biomasa como una alternativa para la producción agrícola y ante la dependencia energética
El consejero de Agricultura y Alimentación ha asistido a la clausura de la jornada de presentación del proyecto Agrogenera en Grañén. La iniciativa, que está promovida por el secadero local de cereales, prevé la construcción de la primera planta de cogeneración con biomasa en Aragón
El consejero de Agricultura y Alimentación del Gobierno de Aragón, Gonzalo Arguilé, ha clausurado la jornada de presentación del proyecto Agrogenera, que prevé la construcción de la primera planta de cogeneración por biomasa en Aragón y que ha tenido lugar hoy en el municipio oscense de Grañén. Durante su intervención, el consejero ha apuntado a la biomasa como una alternativa ante la dependencia energética que tiene el país, así como para la producción agrícola con cultivos energéticos.
"Nuestra dependencia energética nos debe conducir a la constante búsqueda de nuevas fuentes de energía. Es el caso del proyecto que se presenta en Grañén, que, además, permite socializar la energía", ha comentado Gonzalo Arguilé. En este sentido, tras recordar que la biomasa es la energía más antigua, ha subrayado que este tipo de iniciativas permite que el agricultor tenga la energía en casa, no tenga tanta dependencia energética y su precio sea más asequible, al tiempo que se le da otra alternativa de cultivo, "con un balance desde el punto de vista medioambiental muy positivo".
Así, el consejero ha destacado la importancia del proyecto que se va a desarrollar en Grañén -que está promovido por el secadero local de cereales Santiago y el grupo Agrogenera, utilizará cultivos energéticos herbáceos como sorgo, centeno o maíz-, "ya que los agricultores de la zona van a dedicar 500 hectáreas a la producción de cultivos bioenergéticos para biomasa, que va a permitir autoabastecer energéticamente las plantas que tienen y, además, meter en la red los sobrantes", ha señalado Arguilé.
El proyecto Agrogenera
La puesta en marcha de la planta supone una inversión de siete millones de euros y la creación de entre 10 y 12 puestos de trabajo. Las instalaciones ocuparán tres hectáreas y se ubicarán junto al secadero de cereal. Para abastecerla, se destinarán en torno a 500 hectáreas a cultivo de herbáceos, lo que podría suponer una alternativa para los propios agricultores de la zona.
Además, el calor generado en la planta será utilizado en el proceso de secado de los cereales, lo que implicará una reducción de costes y de emisiones a la atmósfera. Asimismo, proyectan la construcción de una nave en la que se producirá energía para su venta a la red eléctrica, al tiempo que permitirá fabricar y comercializar pellets para calefacciones de biomasa.
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