Realmente siempre que habla el Ilustre Decano del Colegio de Ingenieros de Montes, Don Carlos del Álamo lanza mensajes que realmente son motivo de reflexión como la triple función ambiental, social y económica que realiza el bosque y que, en estos momentos, las dificultades de gestión del bosque vienen impuestas por la nula percepción de ingresos que dificultan su gestión. No obstante se habla en este artículo que por otro lado, el bosque ha desaparecido del los Presupuestos Generales del Estado por lo que prácticamente no existen fuentes de financiación a la vez que se reclama que los bosques como sumideros de carbono deberían percibir su retribución como compensación a los pagos de las empresas contaminantes.
No obstante, bajo nuestro punto de vista sorprenden las palabras del Director General de Desarrollo Sostenible del MARM, Casas que aboga por una gestión del bosque más creativa, pero en el sentido de definir un modelo de gestión económica que sea o que tienda a ser autosuficiente limitando de forma efectiva las ayudas de la administración. Está claro que es un modelo a seguir, que no es fácil y que requiere el buscar modelos económicos basados en la iniciativa privada mediante la puesta en valor de proyectos empresariales que sean rentables de forma unitaria pero que fruto del apoyo de unos tienda a crear una cadena estable basado en relaciones económicas de largo plazo.
Pero que para ese modelo funcione implican dos aspectos importantes: el primero velar por la rentabilidad de los negocios vinculados al bosque, porque sin rentabilidad no existe posibilidad de proyectos empresariales de largo plazo y el segundo, la reducción de cargas administrativas que van vinculadas con la gestión forestal. Es un hecho que a medida que aumentan el tamaño de los bosques aumenta también su nivel de permisos administrativos que hace casi inviable el planteamiento de un proyecto empresarial buscando el obtener valor de los bosques. Ya sólo el régimen de tarifas que ofrece la generación de electricidad de biomasa es un cúmulo de complejidades que vuelve loco al más pintado: es como si se pagara distinta tarifa a la eólica si el viento proveniera del norte o del sur.
No debemos dejar de agradecer las palabras del Director General que la preocupación sea el buscar recursos ajenos a la administración para la conservación de los montes: es sin lugar a dudas la solución para un mantenimiento estable de nuestros bosques. Pero también desde el Ministerio debe promover una política entre las distintas Comunidades Autónomas, que son los verdaderos responsables de la gestión forestal, para evitar reglamentaciones excesivas que lo que consiguen es alejar proyectos empresariales que de otra forma apostarían por creación de empresas sostenibles y eficientes en el entorno rural y forestal. Por nuestra parte, el Clúster Empresarial Biomasa & Energía, CEB&E, creemos que ese modelo es posible y abogamos firmemente por el desarrollo de proyectos que consiga esa triple función ambiental, social y económica que nos ofrece el bosque.
El artículo original lo puede encontrar aquí.
Lo que ofrece el monte
Carlos del Álamo, Decano del Colegio de Ingenieros de Montes, inauguró ayer la Jornada Oportunidades del sector forestal como foco de desarrollo rural en los municipios de interior, que tuvo lugar en el Instituto de Ingeniería de España.
Del Álamo, que recordó la necesidad de promover el territorio rural como motor económico, expuso que no se puede hablar sólo de lo ambiental en el monte; hay que tener en cuenta lo social y, por supuesto e inevitablemente, lo económico para que el bosque pueda ser realmente sostenible.
Demandó el reconocimiento que merecen los bosques como fuente de servicios a la sociedad y que no son compensados: su labor como sumideros de carbono, como fuente de biodiversidad, de energías limpias, de ocio, son gratuitas para la sociedad. La creación de mecanismos de pago por servicios ambientales permitiría un equilibrio económico de los mismos.
Junto al Decano del Colegio de Ingenieros de Montes participaron en este encuentro Santiago Arévalo, Alcalde Enguera y presidente de la Red Española de Municipios Forestales (REMUFOR); Felipe González, Presidente del Instituto de Desarrollo Comunitario; y Jesús Casas, Director General de Desarrollo Sostenible del Medio Rural del MARM.
El que contamina, paga; el que limpia, cobra
Santiago Arévalo, Alcalde de Enguera y presidente de la Red Española de Municipios Forestales (REMUFOR) apostó durante su ponencia por promover la gestión forestal como fuente de empleo y garantía de conservación de los territorios forestales, por conseguir que los bosques sean motor de desarrollo aprovechando los bienes que nos ofrece.
“Actualmente la gestión forestal no está ligada al desarrollo rural y esto es lo que pretendemos evitar desde REMUFOR. Los municipios deben asumir esa responsabilidad, pero para ello hay que ofrecer a sus propietarios, esos municipios, facilidades administrativas que no tengan que pasar por la administración central. El espacio forestal debe convertirse en motor de desarrollo rural alcanzando el equilibrio entre el impulso económico y su función de protección ambiental”, expuso Arévalo.
El alcalde de Enguera defendió dos medidas básicas y factibles para fomentar el impulso del sector forestal: el pago por servicios ambientales en reconocimiento al bosque como sumidero de carbono, como centro de recarga de acuíferos o fuente de biodiversidad. “Si el que contamina debe pagar por hacerlo, el que limpia debe cobrar por hacerlo también”. Dado que es el municipio propietario el que asume la responsabilidad de conservar el monte, “se podría encontrar una fórmula entre las opciones que hay para compensar ese esfuerzo”. Y por otro lado, defendió la valoración de la bioenergía en los espacios rurales: “la creación de biomasa es también un motor rural, que además de crear empleo es muy importante en la protección contra incendios”.
Visión más verde en la nueva PAC
Felipe González, Presidente del Instituto de Desarrollo Comunitario, destacó que por primera vez se observa en la política agraria común (PAC) una visión positiva hacia el territorio rural, y una necesidad por desligar conceptualmente el desarrollo agrario como tal del desarrollo rural, que abarca muchas otras actividades y conceptos. En este momento, celebró González, y de cara a la nueva PAC, existe una visión más verde del mundo rural, una mayor ubicación para el sector forestal en Europa.
El mundo rural –mantiene González- es una aportación a la civilización y un valor en alza. El futuro del medio rural tiene que ver con la calidad de vida, y por eso existe la necesidad de una política rural europea que debe ser integral y abarcar todos los sectores del territorio rural; debe ser endógeno y debe ser sostenible. Y por supuesto, debe generar cohesión económica en el conjunto del patrimonio para que el entorno sea habitable.
“Lo primero de debe hacer la PAC es modificar sus errores pasados para cumplir su objetivo de cara al 2013 de incentivar una producción alimentaria viable y la gestión sostenible de sus recursos naturales y acción sobre el clima”.
Jesús Casas, Director General de Desarrollo Sostenible del Medio Rural del MARM, recordó el hecho de que los forestales llevan décadas buscando las medidas perfectas para el desarrollo rural sostenible. Hoy en día el sector forestal ha sido absorbido por el ambiental. Se ha trasladado de lo ambiental a lo forestal una sensación de necesidad de protección excesiva, y con ella, se han llevado a cabo políticas más defensivas que creativas. Sin embargo, lo que la sociedad reclama es recuperar la economía rural, defender el desarrollo, potenciar la recuperación del territorio forestal. Una visión mucho más positiva y creativa.
La mitad de España es forestal
Mientras el sector ambiental envía constantes mensajes de catastrófica preocupación por la situación de nuestros entornos naturales, lo cierto es que la superficie forestal de nuestro país está avanzando como nunca, pero la madera que producen nuestros bosques se quedan en ellos: existe un abandono real de la agricultura, la ganadería… Lo forestal está ocupando territorio y convirtiéndose en directriz de cambios. De hecho, recuerda Casas, “la mitad del país es forestal, así que decidamos con serenidad las decisiones y medidas que debemos tomar.
La superficie forestal sigue avanzando, pero a día de hoy es invisible como motor económico. Al hacernos aliados de la protección ambiental nos hemos desligado del desarrollo rural. Lo forestal se ha separado del día a día de la población hasta el punto de desaparecer de los Presupuestos Generales del Estado, mucho más encaminados a la potencialidad destructiva existente en las áreas rurales que a su potencia constructiva como motor económico y protector de la sociedad.
Casas defendió el uso de los montes como servicio público, pero insistió en que deben existir actividades de carácter privado (empresas de explotación de recursos, turismo…) que contribuyan al desarrollo rural y forestal y que no estén únicamente en manos de la Administración. “De hecho, se debe fortalecer la actividad privada. Todos los servicios que presta el bosque no pueden depender de la Administración Pública”.
Lo forestal en el mercado
Debemos hacer un esfuerzo para incorporar lo forestal al mercado. No basta con los valores intrínsecos al bosque. Se trata de que de él vivan los habitantes del medio rural. Hoy en día un 40% del territorio nacional precisa de población. Por eso hay que incentivar las políticas territoriales capaces de evitar una mayor degradación del mundo rural, crear un nuevo concepto de desarrollo del medio rural.
Estamos ante la mayor oportunidad que han brindado los bosques en los últimos 2.000 años, concluyó Jesús Casas: Nunca ha habido semejante recuperación de los bosques, y nunca ha habido semejante abandono del mundo rural. Podemos aprovechar esta situación única… o no.
Del Álamo, que recordó la necesidad de promover el territorio rural como motor económico, expuso que no se puede hablar sólo de lo ambiental en el monte; hay que tener en cuenta lo social y, por supuesto e inevitablemente, lo económico para que el bosque pueda ser realmente sostenible.
Demandó el reconocimiento que merecen los bosques como fuente de servicios a la sociedad y que no son compensados: su labor como sumideros de carbono, como fuente de biodiversidad, de energías limpias, de ocio, son gratuitas para la sociedad. La creación de mecanismos de pago por servicios ambientales permitiría un equilibrio económico de los mismos.
Junto al Decano del Colegio de Ingenieros de Montes participaron en este encuentro Santiago Arévalo, Alcalde Enguera y presidente de la Red Española de Municipios Forestales (REMUFOR); Felipe González, Presidente del Instituto de Desarrollo Comunitario; y Jesús Casas, Director General de Desarrollo Sostenible del Medio Rural del MARM.
El que contamina, paga; el que limpia, cobra
Santiago Arévalo, Alcalde de Enguera y presidente de la Red Española de Municipios Forestales (REMUFOR) apostó durante su ponencia por promover la gestión forestal como fuente de empleo y garantía de conservación de los territorios forestales, por conseguir que los bosques sean motor de desarrollo aprovechando los bienes que nos ofrece.
“Actualmente la gestión forestal no está ligada al desarrollo rural y esto es lo que pretendemos evitar desde REMUFOR. Los municipios deben asumir esa responsabilidad, pero para ello hay que ofrecer a sus propietarios, esos municipios, facilidades administrativas que no tengan que pasar por la administración central. El espacio forestal debe convertirse en motor de desarrollo rural alcanzando el equilibrio entre el impulso económico y su función de protección ambiental”, expuso Arévalo.
El alcalde de Enguera defendió dos medidas básicas y factibles para fomentar el impulso del sector forestal: el pago por servicios ambientales en reconocimiento al bosque como sumidero de carbono, como centro de recarga de acuíferos o fuente de biodiversidad. “Si el que contamina debe pagar por hacerlo, el que limpia debe cobrar por hacerlo también”. Dado que es el municipio propietario el que asume la responsabilidad de conservar el monte, “se podría encontrar una fórmula entre las opciones que hay para compensar ese esfuerzo”. Y por otro lado, defendió la valoración de la bioenergía en los espacios rurales: “la creación de biomasa es también un motor rural, que además de crear empleo es muy importante en la protección contra incendios”.
Visión más verde en la nueva PAC
Felipe González, Presidente del Instituto de Desarrollo Comunitario, destacó que por primera vez se observa en la política agraria común (PAC) una visión positiva hacia el territorio rural, y una necesidad por desligar conceptualmente el desarrollo agrario como tal del desarrollo rural, que abarca muchas otras actividades y conceptos. En este momento, celebró González, y de cara a la nueva PAC, existe una visión más verde del mundo rural, una mayor ubicación para el sector forestal en Europa.
El mundo rural –mantiene González- es una aportación a la civilización y un valor en alza. El futuro del medio rural tiene que ver con la calidad de vida, y por eso existe la necesidad de una política rural europea que debe ser integral y abarcar todos los sectores del territorio rural; debe ser endógeno y debe ser sostenible. Y por supuesto, debe generar cohesión económica en el conjunto del patrimonio para que el entorno sea habitable.
“Lo primero de debe hacer la PAC es modificar sus errores pasados para cumplir su objetivo de cara al 2013 de incentivar una producción alimentaria viable y la gestión sostenible de sus recursos naturales y acción sobre el clima”.
Jesús Casas, Director General de Desarrollo Sostenible del Medio Rural del MARM, recordó el hecho de que los forestales llevan décadas buscando las medidas perfectas para el desarrollo rural sostenible. Hoy en día el sector forestal ha sido absorbido por el ambiental. Se ha trasladado de lo ambiental a lo forestal una sensación de necesidad de protección excesiva, y con ella, se han llevado a cabo políticas más defensivas que creativas. Sin embargo, lo que la sociedad reclama es recuperar la economía rural, defender el desarrollo, potenciar la recuperación del territorio forestal. Una visión mucho más positiva y creativa.
La mitad de España es forestal
Mientras el sector ambiental envía constantes mensajes de catastrófica preocupación por la situación de nuestros entornos naturales, lo cierto es que la superficie forestal de nuestro país está avanzando como nunca, pero la madera que producen nuestros bosques se quedan en ellos: existe un abandono real de la agricultura, la ganadería… Lo forestal está ocupando territorio y convirtiéndose en directriz de cambios. De hecho, recuerda Casas, “la mitad del país es forestal, así que decidamos con serenidad las decisiones y medidas que debemos tomar.
La superficie forestal sigue avanzando, pero a día de hoy es invisible como motor económico. Al hacernos aliados de la protección ambiental nos hemos desligado del desarrollo rural. Lo forestal se ha separado del día a día de la población hasta el punto de desaparecer de los Presupuestos Generales del Estado, mucho más encaminados a la potencialidad destructiva existente en las áreas rurales que a su potencia constructiva como motor económico y protector de la sociedad.
Casas defendió el uso de los montes como servicio público, pero insistió en que deben existir actividades de carácter privado (empresas de explotación de recursos, turismo…) que contribuyan al desarrollo rural y forestal y que no estén únicamente en manos de la Administración. “De hecho, se debe fortalecer la actividad privada. Todos los servicios que presta el bosque no pueden depender de la Administración Pública”.
Lo forestal en el mercado
Debemos hacer un esfuerzo para incorporar lo forestal al mercado. No basta con los valores intrínsecos al bosque. Se trata de que de él vivan los habitantes del medio rural. Hoy en día un 40% del territorio nacional precisa de población. Por eso hay que incentivar las políticas territoriales capaces de evitar una mayor degradación del mundo rural, crear un nuevo concepto de desarrollo del medio rural.
Estamos ante la mayor oportunidad que han brindado los bosques en los últimos 2.000 años, concluyó Jesús Casas: Nunca ha habido semejante recuperación de los bosques, y nunca ha habido semejante abandono del mundo rural. Podemos aprovechar esta situación única… o no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario